En las carreras con obstáculos, las distancias de carrera más comunes son las de 2.000 metros y 3.000 metros, aunque solo esta última se disputa en los Juegos Olímpicos. Los atletas deben superar 28 pasos de vallas y 7 saltos de ría en la carrera de 3.000 metros, mientras que la de 2.000 metros suma 18 pasos de vallas y 5 saltos de ría. En las pruebas habrá 5 saltos por vuelta después del primer paso de la línea de llegada, siendo el paso de la ría el cuarto de los mismos. Los obstáculos deben estar distribuidos de forma regular, de modo que la distancia entre ellos será aproximadamente la quinta parte de la longitud normal de una vuelta.
La IAAF sitúa el origen de la prueba en las islas británicas, donde los corredores debían correr la distancia desde el pináculo del campanario de una ciudad (llamados en inglés steeple, y chase, carrera, de ahí el nombre en inglés: steeplechase) hasta el de la siguiente, sorteando arroyos y pequeños muros. La actual disciplina tiene su referencia más cercana –una vez más – en la Universidad de Oxford, a mediados del siglo XIX. Aunque con diversas distancias, las carreras con obstáculos son olímpicas en la categoría masculina desde 1900; la prueba femenina tuvo que esperar hasta 2008.
Obstáculos
Las vallas que deben superar los atletas tendrán una anchura mínima de 3,94 metros y deben estar firmemente sujeta al suelo. Para las pruebas masculinas tendrá una altura de 0,914 metros, mientras que para las femeninas es de 0,762 metros (ambas ± 3mm).
La ría es el obstáculo más característico de estas carreras. Su valla tendrá 3,66 metros de anchura y debe estar firmemente sujeta al suelo de modo para que no se produzca movimiento horizontal alguno. La ría, incluido el obstáculo, tendrá una medida de 3,66 metros de largo x 3,66 metros (+ 2 cms) de ancho. El fondo del foso del agua en rampa estará cubierto de pavimento de pista con espesor suficiente para garantizar un apoyo firme y que permita que los clavos agarren adecuadamente. La profundidad del agua más próxima a la valla tendrá 70 centímetros con un fondo plano aproximado de 30 centímetros. Desde este punto el fondo tendrá una pendiente regular ascendente hasta la cota del nivel de la pista en el extremo final del foso de agua. Desde 2008, el Manual de Reglas de Competición de la IAAF admite que la profundidad pueda ser reducida a un mínimo de 0,50 metros. Desde ese año se recomienda que las rías de nueva construcción tengan esta profundidad.
Los atletas deberán pasar por encima del obstáculo y a través del agua. Pasar por un lateral o si un píe o pierna no flanquea totalmente el nivel horizontal del travesaño supondrá la descalificación. Por lo demás, está permitido que el atleta lo pase de cualquier forma, incluso apoyándose en él.
La autoridad keniata
Kenia es el país que mejor domina las carreras de 3.000 metros con obstáculos ya que, en las pruebas masculinas, ha ganado los últimos siete títulos olímpicos y obtenido 15 de las 21 medallas posibles. Catar y Baréin también son países con varios títulos, aunque sus éxitos llegan principalmente a través de atletas nacidos en Kenia.
El keniata Moses Kiptanui nunca ganó el oro olímpico pero está considerado como el ‘padre’ de esta disciplina. Su dominio fue absoluto en la primera mitad de la década de los 90, rompiendo el récord del mundo y logrando tres títulos mundiales en 1991, 1993 y 1995. La disciplina femenina también tiene un referente: la rusa Gulnará Samítova-Gálkina, oro olímpico en Pekín 2008, ya que fue la primera mujer de la historia en superar la distancia en menos de nueve minutos.